8.2.1 Discos externos para transporte de datos
§1 Antecedentes
En los comienzos de la informática personal, cuando teníamos que transportar datos de un sitio a otro. Por ejemplo, si queríamos demostrar un programa en la oficina de un cliente, bastaba llevar un disquete con la aplicación y cargarlo en el primer PC disponible. Sin embargo, la exigua capacidad del disquete y su progresiva desaparición de muchos equipos (especialmente portátiles). Unido al hecho de que prácticamente ninguna aplicación para Windows cabe en un disquete, han contribuido a que esta solución haya dejado de ser viable. Desde luego, la posibilidad de grabar un CD o un DVD siempre estará presente. Sin embargo, algunas unidades no disponen de este tipo de lector. Además el proceso de grabación es bastante lento, y determinadas aplicaciones exigen operaciones de lectura/escritura sobre sus ficheros, cosa que no es posible en los soportes de policarbonato.
Para resolver el problema, han aparecido distintos tipos de discos externos destinados a transportar cómodamente la información de un punto a otro. En su diseño priman la movilidad; la robustez (deben aguantan pequeños golpes), y un tamaño reducido para facilitar el transporte. Prácticamente todas las unidades de esta clase utilizan conexión USB, y en cuanto a su construcción, existen dos tipos:
- Discos de estado sólido. En realidad memorias que no pierden su contenido al ser desconectadas y que mediante el controlador adecuado se comportan como un disco duro normal.
- Discos duros tradiconales conectados y alimentados desde el puerto USB. Para distinguirlos de los anteriores se los denomina también discos de rotación ("spin disks").
Nota: hace unos años, se popularizaron algunas unidades de este tipo en forma de tarjetas PCMCIA (PC Cards) tios I y II. Sin embargo, en la actualidad han sido casi totalmente sustituidas por dispositivos USB, ya que este tipo de conexión es más universal que la PC Card, que es casi exclusiva de los portátiles.